Isaías 62:1 Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no me estaré quieto, hasta que salga su justicia como resplandor, y su salvación se encienda como antorcha.
La descripción de la restauración de Sion continúa.
Isaías 62:2 Entonces verán las naciones tu justicia, y todos los reyes tu gloria, y te llamarán con un nombre nuevo, que la boca del Señor determinará. [private]
Isaías 62:3 Serás también corona de hermosura en la mano del Señor, y diadema real en la palma de tu Dios.
Isaías 62:4 Nunca más se dirá de ti: Abandonada, ni de tu tierra se dirá jamás: Desolada; sino que se te llamará: Mi deleite está en ella, y a tu tierra: Desposada; porque en ti se deleita el Señor, y tu tierra será desposada.
Isaías 62:5 Porque como el joven se desposa con la doncella, te desposarán tus hijos; y como se regocija el novio por la novia, tu Dios se regocijará por ti.
Isaías 62:6 Sobre tus murallas, oh Jerusalén, he puesto centinelas; en todo el día y en toda la noche jamás callarán. Los que hacéis que el Señor recuerde, no os deis descanso,
La restauración de Dios requerirá mantenerse vigilante en oración. Acordáis, zachar: Recordar, traer a la mente, evocar. También quiere decir: mencionar, meditar, marcar, grabar, rememorar y retener los pensamientos propios. El recordar implica aprobación, reconocimiento u otorgarle importancia a algo o a alguien. Por otra parte, el olvidar algo o a alguien significa abandono, rechazo o un tratamiento irrelevante. Dios recordó a Noé, Abraham, Raquel y a su pacto. En el nuevo pacto Dios promete no acordarse más del pecado de Israel
Isaías 62:7 ni le concedáis descanso hasta que la restablezca, hasta que haga de Jerusalén una alabanza en la tierra.
Muchos comentaristas creen que Isaías es el que habla en el versículo 1. De ser así, el celo de Isaías por su nación y su deseo de ver finalizada la obra de salvación provocó que orara sin cesar, esperando así la salvación de Israel. Debemos tener el mismo celo que tuvo Isaías para procurar que se haga la voluntad de Dios. Esto es lo que queremos decir cuando oramos: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Es bueno seguir orando con insistencia por los demás.
Isaías 62:8 El Señor ha jurado por su diestra y por su fuerte brazo: Nunca más daré tu grano por alimento a tus enemigos, ni hijos de extranjeros beberán tu mosto, por el que trabajaste;
Isaías 62:9 pero los que lo cosechen, lo comerán y alabarán al Señor; y los que lo recolecten, lo beberán en los atrios de mi santuario.
Isaías 62:10 Pasad, pasad por las puertas; abrid camino al pueblo. Construid, construid la calzada; quitad las piedras, alzad estandarte sobre los pueblos.