Jeremías 32:1 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor en el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año dieciocho de Nabucodonosor.
Jeremías compra un terreno en Anatot de su primo Hanameel, como una señal de que Dios restaurará a su pueblo en la tierra, y que todo regresará a la normalidad. El año décimo y el año decimoctavo es el 587 a.C.; mientras Jerusalén estaba bajo sitio, pero antes de que fuera destruida.
Jeremías 32:2 En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia, que estaba en la casa del rey de Judá,
Jeremías fue apresado por Sedequías y permaneció preso en el patio de la cárcel hasta la caída de Jerusalén.
Jeremías 32:3 porque Sedequías, rey de Judá, lo había encerrado, diciendo: ¿Por qué profetizas, diciendo: «Así dice el Señor: ‹He aquí, voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará;
Jeremías 32:4 y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los caldeos, sino que ciertamente será entregado en manos del rey de Babilonia que hablará con él cara a cara, y sus ojos verán sus ojos;
Jeremías 32:5 y él llevará a Sedequías a Babilonia, y allí estará hasta que yo lo visite›–declara el Señor–›si peleáis contra los caldeos, no tendréis éxito›»?
Jeremías 32:6 Y Jeremías dijo: Vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
Jeremías 32:7 «He aquí, Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti, diciendo: ‹Cómprate el campo que tengo en Anatot, porque tú tienes el derecho de rescate para comprarlo.›»
Anatot : El pueblo natal de Jeremías. Tú tienes derecho a ella : No sólo un derecho, sino una obligación
Jeremías 32:8 Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, al patio de la guardia conforme a la palabra del Señor, y me dijo: «Te ruego que compres el campo que tengo en Anatot, que está en la tierra de Benjamín, porque tú tienes el derecho de posesión y el rescate es tuyo; cómpralo para ti.» Entonces supe que esta era la palabra del Señor.
Jeremías 32:9 Y compré a Hanameel, hijo de mi tío, el campo que estaba en Anatot, y le pesé la plata, diecisiete siclos de plata.
Diecisiete siclos de plata : Por su peso, alrededor de 218 g. Las monedas no habían alcanzado aún mucha difusión.
Jeremías 32:10 Firmé la escritura y la sellé, llamé testigos y pesé la plata en la balanza.
Jeremías 32:11 Luego tomé la escritura de compra, la copia sellada con los términos y condiciones, y también la copia abierta;
La carta : Se hacía una copia de la transacción en papiro, se enrollaba y se sellaba para impedir que alguien la alterase. La copia abierta podía ser vista por cualquiera.