Jueces 16:1 Fue Sansón a Gaza[a] y vio allí a una prostituta y se llegó a ella.
Jueces 16:2 Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos.
Jueces 16:3 Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
El monte que está delante de Hebrón : Alude a una colina desconocida en dirección a Hebrón.
Sansón y Dalila
Jueces 16:4 Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.
El valle de Sorec : Comienza cerca de trece millas al oeste sudoeste de Jerusalén y continúa hacia el noroeste en dirección al Mediterráneo.
Jueces 16:5 Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.
Los príncipes de los filisteos : Véase la nota 3.3. Mil cien siclos de plata era una cantidad exorbitante de dinero, especialmente cuando se compara con la suma de dinero que Miqueas recibió como pago por sus deberes sacerdotales.
A los filisteos no los gobernaba un solo líder, sino cinco. Cada uno de ellos gobernaba desde una ciudad diferente: Asdod, Ascalón, Ecrón, Gat o Gaza. Cada una de estas ciudades era un centro de comercio e intercambio. Dado el carácter de Dalila, no sorprende que traicionara a Sansón cuando estos hombres ricos y poderosos le hicieron una visita personal.
Jueces 16:6 Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado.
Jueces 16:7 Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.
Siete mimbres verdes : Evidentemente, Sansón no está hablando aquí de varillas de la mimbrería, sino de cuerdas aún no endurecidas, hechas de las vísceras de los animales.
Jueces 16:8 Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos.
Jueces 16:9 Y ella tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo: !!Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
Jueces 16:10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado.