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Lucas 15: La alegría del Pastor

Debemos observar, además, los símiles notables bajo los cuales nuestro Señor manifiesta cual es la naturaleza de su amor para con los pecadores. Se nos dice que, en respuesta a la observación irrisoria de sus enemigos, pronunció tres parábolas–la parábola de la oveja perdida, la de la dracma y la del hijo pródigo. Tenemos a la vista las dos primeras.

Todas tres explican y ejemplifican una misma verdad. Todas tres manifiestan la voluntad que Cristo tiene de salvar a los pecadores.

El amor de Cristo se manifiesta en una actividad incansable. Así como el pastor no se sentó con los brazos cruzados a lamentar la pérdida de su oveja y la mujer no se quedó quieta llorando la pérdida de su moneda, nuestro bendito Señor no se contentó con permanecer en su trono apiadándose de los pecadores. Dejó la gloria de que disfrutaba con el Padre, y se humilló para hacerse semejante al hombre. Descendió al mundo a salvar lo que se había perdido, y no descansó hasta que no hubo hecho expiación por nuestros pecados, producido una justificación imperecedera, preparado redención eterna, y abierto la puerta de la vida a todos los que deseen ser salvos.

El amor de Cristo es un amor acompañado de abnegación. El pastor prefirió traer la oveja perdida en sus hombros, más bien que dejarla perder. La mujer encendió una vela y barrió la casa, y busco con diligencia, y no ahorró esfuerzo alguno hasta hallar la moneda. Y, de la misma manera, Cristo llevó el sacrificio hasta el punto de entregarse a sí mismo. «él sufrió la cruz menospreciando la vergüenza,» « El dio su vida por sus amigos.» Nadie tiene mayor amor que este. Joh_15:13; Heb_12:2.

El amor de Cristo es profundo y vehemente. Así como el pastor se regocijó de encontrar la oveja, y la mujer la moneda, así se regocija Jesús de salvar a los pecadores. Acabar la obra que vino a hacer fue su «comida y su bebida» cuando estuvo sobre la tierra; y se sintió angustiado hasta que la consumó. El tiene más voluntad de salvar a los pecadores que estos de ser salvos.

Procuremos entender algo de la naturaleza del amor de Cristo. Es un amor que sobrepuja todo conocimiento. Es indescriptible e insondable. A él, a ese amor es que debemos confiar nuestras almas si queremos paz en esta vida y gloria en la otra. Si confiamos en el amor que tengamos hacia Cristo, estamos edificando en la arena movediza; mas si nos apoyamos en el amor de Cristo hacia nosotros, estamos edificando sobre una roca.

En estos versículos notamos, por último, los estímulos que Cristo presenta a tos que se arrepientan. El versículo 7 contiene estas importantes palabras: «Habrá gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente.» Más abajo se encuentra el mismo pensamiento. «Hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.» La misma expresión se encuentra dos veces para no dejar duda alguna. La misma idea ha sido repetida para no dar margen a la incredulidad del hombre.

Estos dichos son profundos a la verdad. Nuestro débil entendimiento no alcanza a comprender como el gozo perfecto del cielo pueda ser susceptible de aumento. Pero una cosa es bien clara: que Dios tiene voluntad infinita de recibir a los pecadores. Por malvado que un hombre haya sido, el día que se arrepienta de sus culpas, y se acerque el Padre implorando la protección de Jesucristo, Dios se regocijará de ello. El no siente júbilo en la condenación de los réprobos, pero sí se alegra de un arrepentimiento verdadero.

Que el que tenga temor de arrepentirse, considere bien los versículos de que venimos tratando y haga a un lado toda timidez. No hay nada de parte de Dios que justifique sus temores. «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos los perdone, y nos limpie de toda maldad..

Que el que tenga vergüenza de arrepentirse medite sobre estos versículos, y se despoje de todo encogimiento. ¿Qué importa que el mundo se burle y se ría de su arrepentimiento? Mientras que los hombres hacen burlas, los ángeles se están regocijando. El cambio que los hombres llaman insensatez es el que llena el cielo de alegría.

¿Nos hemos arrepentido nosotros? He aquí la cuestión que más nos interesa. ¿De qué nos sirve conocer el amor de Cristo en teoría? «Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hiciereis.» Joh_13:17.

Lucas 15:11-24

La parábola que tenemos a la vista se conoce generalmente bajo el título de «Parábola del Hijo Pródigo.» Puede llamarse en verdad, un gran cuadro espiritual. a diferencia de la mayor parte de las parábolas de nuestro Señor, no nos enseña una sola, sino muchas verdades.

La primera figura que se nos presenta en esto cuadro es la de un hombre que sigue las inclinaciones naturales de su corazón. Es un hijo menor que queriendo prematuramente hacerse independiente, parte de la casa de un padre cariñoso, y «desperdicia su hacienda viviendo perdidamente..

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