Salmo 35:1 Plegaria pidiendo ser librado de los enemigos[a] Salmo de David Disputa, Jehová, con los que contra mí contienden; pelea contra los que me combaten.
Este salmo expresa elocuentemente la frustración de alguien cuya mente sufre las torturas de la injusticia. Es uno de los salmos «imprecatorios» (maldiciendo), que clama a Dios para que se haga cargo de los enemigos. Estos salmos suenan extremadamente duros, pero debemos recordar que:
(1) David huía de los hombres que injustamente procuraban asesinarlo. Como rey ungido de Dios de una nación llamada a aniquilar a la gente malvada de la tierra, esto era difícil de entender para David.
(2) La petición de David de justicia era sincera, no era su propia venganza encubierta. En realidad, deseaba buscar el ideal perfecto de Dios para su nación.
(3) David no dijo que él tomaría la venganza, sino que puso el asunto en manos de Dios. Estas eran sus simples sugerencias.
(4) Estos salmos utilizan la hipérbole (o exageración). Se escribieron para motivar a otros a levantarse con fuerza en contra del pecado y la maldad.
La crueldad está muy lejos en la experiencia de muchos, pero es una realidad diaria en otros. Dios promete ayudar a los perseguidos y juzgar a los pecadores que no se han arrepentido. Cuando oramos para que se haga justicia, lo hacemos como lo hizo David. Cuando Cristo vuelva, castigará al malvado.
Salmo 35:2 Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
Salmo 35:3 Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: «¡Yo soy tu salvación!».
Salmo 35:4 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
Salmo 35:5 Sean como el tamo delante del viento,[b] y el ángel de Jehová los acose.[c]
Salmo 35:6 Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el ángel de Jehová los persiga,
Salmo 35:7 porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa cavaron hoyo para mi alma.
Salmo 35:8 ¡Véngale el quebrantamiento inesperado, y la red que él escondió lo atrape! ¡Caiga en ella con quebranto!
Salmo 35:9 Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación.
En lugar de encerrarse en la amargura y el resentimiento, el salmista muestra que en esas circunstancias el alma se alegrará si se vuelve al Señor.
Salmo 35:10 Todos mis huesos dirán: «Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que lo despoja?».