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1 de Samuel 2: Cántico de Ana

1 de Samuel 2:1 Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación.

Este bello cántico de alabanza sirve de modelo al cántico de acción de gracias de María que aparece en Lucas 1:46-55.

Toda su persona se entrega en alabanza al Señor: su corazón , el centro del ser humano, y su poder , la fuerza de que disponía. Mi boca se ensanchó significa «sonreí» delante de mis enemigos. En el Salmo 35:21-25 esta frase se usa para referirse a enemigos que son devorados en el sentido de derrotados.

Ana alabó a Dios por la respuesta a su oración por un hijo. El tema de su oración poética fue su confianza en la soberanía de Dios y su agradecimiento por sus bendiciones. María, la madre de Jesús, utilizó la oración de Ana como modelo de su propia canción de alabanza llamada Magnificat. Como Ana y María, debemos confiar en que Dios tiene el control último sobre los hechos de nuestras vidas, y debemos estar agradecidos por la manera en que nos ha bendecido. Al alabarlo por todas las cosas buenas, estamos reconociendo su control definitivo sobre todos los asuntos de la vida

1 de Samuel 2:2 No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro.

Ana alaba a Dios por ser una Roca firme, fuerte e inmutable. En nuestro agitado mundo, los amigos van y vienen y las circunstancias cambian. Es difícil encontrar una base sólida que no cambie. Aquellos que dedican sus vidas a lograr causas o posesiones tengan la seguridad que son cosas finitas y transitorias. Las posesiones por las que trabajamos tan duro perecerán. Pero, Dios siempre está presente. Espere en El. El nunca falla.

1 de Samuel 2:3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar las acciones.

Por la forma en que Ana dice estas palabras, no hay duda que se refiere a la arrogancia y los regaños de Penina. Sin embargo, Ana no tenía que pagarle con la misma moneda, ya que ella sabía que Dios lo sabe todo, y que juzgará todo pecado y orgullo. Sabiamente, Ana dejó a Dios el juicio. Resista la tentación de hacer justicia por su propia mano. Dios juzgará sus obras, así como las de aquellos que le han hecho mal.

1 de Samuel 2:4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados, Y los débiles se ciñeron de poder.

1 de Samuel 2:5 Los saciados se alquilaron por pan, Y los hambrientos dejaron de tener hambre; Hasta la estéril ha dado a luz siete, Y la que tenía muchos hijos languidece.

Esto alude a Ana y a su rival, Penina. El Señor puede trastornar por completo la situación, como hizo con Ana.

1 de Samuel 2:6 Jehová mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir.

Ana puede regocijarse porque está en manos de un Dios soberano que decide en última instancia sobre nuestras vidas.

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