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Carta de Judas

El retrato de los inicuos

Estas personas son rocas ocultas que amenazan hacer zozobrar vuestras Fiestas del Amor. En ellas arman juergas con sus pandillas sin el más mínimo remordimiento. No tienen el menor sentimiento de responsabilidad con nadie más que consigo mismos. Son nubes que no traen ni una gota de lluvia, sino que pasan de largo arrastradas por los vientos. Son árboles sin fruto aun en el tiempo de la cosecha de otoño, muertos por partida doble y desarraigados. Son fieras olas del mar que espumarajean sus propias obras desvergonzadas. Son estrellas errantes a las que esperan para siempre los abismos de la oscuridad. Fue de ellos de los que profetizó Henoc, el séptimo descendiente de Adán, cuando dijo: «¡Fijaos! El Señor ha venido con miríadas de Sus santos para dictar sentencia contra todos y para condenar a todos los impíos por todas sus acciones impías que han cometido impíamente, y por las palabras blasfemas que los pecadores impíos han dicho contra Él. »

Estos son quejicas que no hacen más que protestar lastimeramente de todo lo que Dios les ha asignado en la vida. Lo único que gobierna su conducta son sus caprichos. No sueltan por la boca nada más que palabras altisonantes. Adulan a la gente para sacar partido.

Esta es una de las grandes invectivas del Nuevo Testamento, surgida de una indignación moral al rojo vivo. Como lo expresaba Moffatt: « Se acude a los cielos, a la tierra y al mar para hacer una descripción del carácter de estos hombres.» Aquí tenemos una serie de cuadros vívidos, todos con su sentido particular. Considerémoslos uno a uno.

(i) Son como rocas ocultas que amenazan hacer zozobrar las Fiestas de Amor de la Iglesia. Este es el único caso en que hay dudas acerca de lo que Judas quiere decir; pero de una cosa no hay duda: los malvados son un peligro para las Fiestas del Amor. La Fiesta del Amor, el Agapé, era una de las primeras características de la Iglesia. Era una comida fraternal que se tenía el Día del Señor. A ella traía cada uno lo que podía, y todos participaban. Era una idea preciosa el que los cristianos de cada grupito casero se sentaran juntos a la mesa el Día del Señor para comer juntos. Sin duda habría algunos que no podrían contribuir con mucho, y algunos con nada más que un poquito. Para muchos de los esclavos sería probablemente la única comida decente de la semana.

Pero los Agapés empezaron a deteriorarse muy pronto. Podemos ver los problemas que se iniciaron en la iglesia de Corinto, porque Pablo declara que en sus Fiestas de Amor no había más que división. Se dividían en grupos y secciones; algunos tenían demasiado, y otros se quedaban con hambre; y la ocasión se había convertido para algunos en una juerga inmoral (1 Corintios 11: 17-22). A menos que el Agapé fuera una verdadera fraternidad, era una parodia, y muy pronto empezó a desmentir su nombre.

Los oponentes de Judas estaban convirtiendo las Fiestas del Amor en una parodia. La versión Reina-Valera dice que Judas los llama « manchas en vuestros ágapes» (versículo 12); y eso coincide con el pasaje paralelo de 2 Pedro 2:13: «inmundicias y manchas.» Hemos traducido la expresión de Judas por « rocas ocultas.»

Lo difícil es que Pedro y Judas no usan la misma palabra, pero sí palabras muy parecidas. La palabra de 2 Pedro es spilos, que quiere decir incuestionablemente una mancha; pero la palabra de Judas es spilás, que es bastante rara. Puede que quiera decir una mancha, porque en griego posterior se podía usar para las manchas o las vetas de una piedra de ópalo; pero en el griego contemporáneo su significado más frecuente era una roca sumergida, o mediosumergida, en la que un barco podía naufragar fácilmente. Creemos que el segundo significado es aquí el más probable.

En las Fiestas del Amor los miembros de la iglesia estaban muy unidos de corazón, y se daban el beso de la paz. Estos malvados usaban las Fiestas del Amor como ocasión para gratificar su concupiscencia. Es terrible que entren personas a la iglesia y usen las oportunidades que da su comunión para sus propios fines pervertidos. Estas personas eran como rocas ocultas en las que la comunión de las Fiestas del Amor corría peligro de naufragar.

El egoísmo de los malvados

(ii) Estos malvados arman juergas por grupos y no tienen sentimiento de responsabilidad para con nadie más que consigo mismos. Estas dos cosas van juntas, porque las dos subrayan su egoísmo a ultranza.

(a) Arman juergas en sus pandillas sin el menor remordimiento. Esta era exactamente la misma situación que Pablo condenó en 1 Corintios. La Fiesta del Amor se suponía que era un acto de comunión; y la comunión se demostraba compartiendo todas las cosas. En vez de compartir, los malvados se mantenían apartados en sus grupitos, y guardaban para sí todo lo que tenían. En 1 Corintios Pablo llega hasta a decir que las Fiestas del Amor se convertían para algunos en borracheras, en las que cada uno se apropiaba de todo lo que podía (1 Corintios 11:21). Ninguna persona que esté en la iglesia para aprovecharse y mantenerse dentro de su grupito puede pretender que se ha enterado de lo que quiere decir ser miembro de la Iglesia.

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