Prólogo : El relato de las hazañas de los jueces está precedido por una introducción en dos partes. La primera sección provee un relato del fracaso de Israel en completar la conquista de la tierra prometida como Dios le había mandado y del desagrado del Señor por su infidelidad. La segunda sección ofrece una visión de la parte principal del libro, donde se narra la rebelión de Israel tras la muerte de Josué y la forma cómo el Señor se relacionó con el pueblo escogido durante este período.
Jue 1:1 Aconteció después de la muerte de Josué, que los hie Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos?
Tras la muerte de Josué es una frase que indica el fin del anterior período de conquistas y el comienzo de un nuevo período. Consultaron a Jehová : Probablemente incluyó el uso por los sacerdotes del Urim y el Tumim o una forma verbal de invocar al Señor.
Finalmente, el pueblo de Israel había entrado y tomado control de la tierra prometida a sus antepasados. El libro de Jueces continua la historia de esta conquista que comenzó en el libro de Josué. Por el poder de Dios, los israelitas habían conquistado a muchos enemigos y superado muchas dificultades, pero su trabajo todavía no había terminado. Habían enfrentado con éxito retos políticos y militares, pero enfrentar los retos espirituales era aún más difícil. El estilo de vida de los cananeos, inicuo pero atractivo, mostró ser más peligroso que su fuerza militar. Los israelitas cedieron ante la presión y comprometieron su fe. Si intentamos enfrentar los retos de la vida solo con esfuerzo humano, encontraremos que las tentaciones y las presiones que nos rodean son demasiado fuertes para resistirlas.
Luego después de la muerte de Josué, Israel comenzó a perder su firme control de la tierra. Aún cuando Josué fue un gran líder, el pueblo olvidó su liderazgo espiritual más que su habilidad militar, ya que él había mantenido al pueblo enfocado en Dios y en sus propósitos. Josué había sido el sucesor obvio de Moisés, pero no había un sucesor obvio para Josué. Durante esta crisis de liderazgo, Israel tuvo que aprender que sin importar cuán poderoso y sabio fuera el líder actual, su líder real era Dios. A menudo ponemos nuestra esperanza y confianza en algún líder influyente, olvidando que en realidad es Dios el que está al mando. Reconozca a Dios como su comandante en jefe, y evite caer en la tentación de descansar demasiado en los líderes humanos, sin importar lo sabio que sean espiritualmente.
Cananeos eran todos los pueblos que vivían en Canaán, la tierra prometida. Vivían en ciudades-estados donde cada ciudad tenía su propio gobierno, ejército y leyes. Una razón por la que Canaán fue tan difícil de conquistar era porque cada ciudad tenía que ser derrotada individualmente. No había un único rey que pudiera rendir al país entero en manos de los israelitas.
La mayor amenaza de Canaán para Israel no era su ejército, sino su religión. La religión cananea idealizaba cualidades inicuas: crueldad en la guerra, inmoralidad sexual, avaricia egoísta y materialismo. Era una sociedad que pensaba «yo primero, después lo que sea». Obviamente, las religiones de Israel y de Canaán no podían coexistir.