Himno de adoracion al creador
La vitalidad de la poesía, la amplitud de su visión y la nitidez de detalles combinados para exaltar al Dios que hizo todo y sostiene todo hacen de este Salmo uno de los más usados. Su introducción y conclusión son semejantes a las del Salmo 103. Otros salmos de adoración al Creador son 8, 96, 104, 139, 148 y secciones de Isaías y Job. Se encuentran paralelos con un himno egipcio al sol (Atón) por Amenofis IV escrito en el siglo XIV a. de J.C. Puede ser que el salmista conociera el himno egipcio, o que hubiera recibido su influencia por vía de Biblos, pero su entendimiento de Dios creador es muy superior al del himno egipcio.
El salmista reconoce la gran importancia de la doctrina bíblica de la creación. Era la base de la cosmovisión hebrea y su diferencia de los otros pueblos. Igualmente hoy día, una cosmovisión bíblica basada en la enseñanza de Génesis marca el gran abismo entre el humanismo y lo que es pensar cristianamente.
El salmista vierte en bella poesía el esquema general de la creación en Génesis 1. Empieza con la luz, y sigue alabando a Dios por las siguientes etapas de la creación: la expansión; la división de tierra y agua y la vegetación; las lumbreras; las criaturas del mar; animales y hombre y comida para los animales y el hombre. Pero el salmista no se queda con la creación del pasado; adora a Dios porque esta creación sigue revelando la grandeza y la gloria de Dios. Además, el Dios creador sigue mantiendo toda esta gloriosa creación con su providencia continua.
Llamado a la adoración
El salmista quiere agradar a Dios. Usa un imperativo (bendice) para destacar la decisión de adorar. Adoramos a un Dios personal que se goza en la comunión con nosotros. El énfasis en su gloria y esplendor nos hace pensar en el Salmo 8.
El espacio celestial
Primero Dios hizo la luz, se viste con luz, y es luz; también es nuestra luz en sentido espiritual. Todo el párrafo resalta la grandeza de Dios; él está encima de esta gran creación, y usa los elementos de la creación (la naturaleza) para cumplir sus propósitos. “El que hace a sus mensajeros (o ángeles) vientos (o espíritus), y sus ministros llama de fuego”. Así el versículo describe la forma que Dios da a los que él usa para anunciar su presencia y hacer su voluntad. La traducción de RVA describe el propósito por el cual Dios utiliza el viento y el fuego. Las dos traducciones son posibles y son posibles y son verdad; la de RVA concuerda bien con el contexto del Salmo.
La tierra (seca) y las aguas
Ahora estamos en el tercer día de Génesis 1; habla de estabilidad. El océano es la palabra tehom, “abismo”, que puede indicar una polémica antipagana, pues el abismo no es un rival de Dios porque él lo creó y lo usó para cubrir la tierra. El versículo 9 alude al relato del diluvio en Génesis. ¡Qué consuelo es saber que Dios controla los elementos! El salmista conocía y creía la promesa de Dios de no volver a destruir la tierra con agua.