Proverbios 10:1 Segunda colección: Proverbios de Salomón (primera serie) (10.1–22.16) Los proverbios[a] de Salomón.[b] El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es la tristeza de su madre.[c]
Los proverbios de Salomón : Esta sección incluye una colección de lo que seguramente son enseñanzas originales de Salomón, no meramente proverbios compilados por él de otras fuentes. Aunque hasta aquí el libro ha argumentado fundamentalmente sobre la importancia de la sabiduría divina, con fuertes advertencias morales intercaladas, ahora se ocupa de reseñar significativas verdades prácticas sobre muchos aspectos de la vida, cada una de las cuales resplandece como una joya con brillo propio. Nota literaria : Una y otra vez, las verdades singulares son presentadas en forma doble, no desde el punto de vista del ritmo de la prosa, sino de su significado. La segunda parte de cada proverbio toma por lo general una de las formas siguientes: una afirmación opuesta o contrastante; una verdad paralela; un símil que clarifica la verdad enunciada; una versión más refinada o detallada de la verdad.
Frecuentemente, varios proverbios que tratan del mismo o similar tema aparecen agrupados, lo cual los convierte en una lección en miniatura sobre un tópico particular.
Padre . . . madre : Ambos padres sienten tanto la alegría como la pena. Atribuir aquí la alegría al padre y la tristeza a la madre, aparte del balance poético que se busca, puede sugerir que estas reacciones caracterizan a cada uno de ellos. Lo que siente un miembro de la familia inevitablemente afecta a todos los demás.
Proverbios 10:2 Los tesoros de maldad no serán de provecho, mas la justicia libra de la muerte.[d]
Algunas personas acarrean infelicidad al elegir tesoros mal habidos. Por ejemplo, el vehemente deseo de satisfacción puede hacer algo que destruye sus oportunidades de alcanzar alguna vez la felicidad. Los principios que Dios establece para una vida recta llevan consigo una felicidad duradera, debido a que nos guían hacia una buena conducta que perdura a pesar de nuestros sentimientos siempre cambiantes.
Proverbios 10:3 Jehová no dejará que el justo padezca hambre, mas rechazará la codicia de los malvados.[e]
justo [al alma del justo], nephesh: Una vida, un ser viviente; el alma, el yo, la persona, la razón, la personalidad; los deseos y los sentimientos internos. Este sustantivo, que aparece más de 750 veces, es un término bíblico de gran significado. «Alma» es la palabra que usualmente se prefiere a la hora de traducir nephesh «corazón», «persona», «vida» o «mente», dan ocasionalmente mejor sentido a algunos contextos. En contraste con la palabra castellana «alma», que usualmente describe sólo la persona interior y contrasta con la persona exterior, nephesh describe la persona en su totalidad, como una unidad vital, una creación viviente. Las primeras cinco veces que aparece nephesh muestran que el alcance de la palabra es lo suficientemente amplio como para incluir entre las criaturas vivientes a los animales y a los seres humanos. En Éxodo 1:5, se nos dice que 70 «personas» bajaron a Egipto. La persona o ser divino (el yo, sus deseos, su vida) se describe como un alma. La palabra nephesh se aplica a Dios en Jeremías 5:9 («…¿no se había de vengar mi alma?») y en Amos 6:8 («Jehová el Señor juró por sí mismo… [su alma]»).
Proverbios está lleno de versículos que contrastan los justos con los impíos. Estas frases no tienen el propósito de aplicarse en forma universal a cada persona y a cada situación. Algunas personas, por ejemplo, sufren hambre. Más bien su propósito es el de comunicar la verdad general de que la vida de la persona que busca a Dios, a la larga, es mejor que la del impío (que termina en la ruina). Estas declaraciones no son promesas rigurosas, sino verdades generales. Además, un proverbio como este da por sentado un gobierno justo que se preocupa del pobre y el necesitado, la clase de gobierno que Israel debió tener. Un gobierno corrupto bloquea a menudo los planes de los justos.