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Proverbios 1: Motivo de los proverbios

Amonestaciones de la Sabiduría

Pro 1:8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Esto es especialmente cierto en casa. Los niños aprenden valores, moral y prioridades al observar todos los días cómo actúan y reaccionan sus padres. Si estos muestran una profunda reverencia y dependencia en Dios, los niños captarán esas actitudes. Permítales que vean su reverencia por Dios. Enséñeles a vivir con rectitud al darle a la adoración un lugar importante en su familia y al leer la Biblia juntos.

Pro 1:9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello.

La instrucción de los padres no debe ser una carga o una molestia, sino un realce, una forma de aumentar los atractivos personales, como una joya que se usa con mucho gozo.

En esta era de información, el conocimiento es abundante, pero hay falta de sabiduría. Sabiduría significa mucho más que simplemente saber mucho. Es una actitud básica que influye en cada aspecto de la vida. El fundamento de la sabiduría es temer a Dios: honrarlo y respetarlo, vivir maravillados por su poder y obedecer su Palabra. La fe en Dios debe ser la base para su comprensión del mundo, sus actitudes y sus acciones. Confíe en Dios y El lo hará profundamente sabio.

Pro 1:10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.

Pro 1:11 Si dijeren: Ven con nosotros; Pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos sin motivo al inocente;

Pro 1:12 Los tragaremos vivos como el Seol, Y enteros, como los que caen en un abismo;

Pro 1:13 Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nuestras casas de despojos;

Pro 1:14 Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa.

Pro 1:15 Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas,

Pro 1:16 Porque sus pies corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre.

Pro 1:17 Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave;

Pro 1:18 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden lazo.

Pro 1:19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, La cual quita la vida de sus poseedores.

Aquí aparece la primera advertencia. Citar lo que puedan argumentar los pecadores (la gente viciosa) es una manera práctica de preparar a un hijo para resistir sus sugerencias. Pero la elección corresponde al hijo.

El pecado atrae porque ofrece una vía rápida hacia la prosperidad y nos hace sentir como si fuéramos uno de la multitud. Cuando nos dejamos llevar por los demás y nos negamos a escuchar la verdad, nuestros apetitos se vuelven en amos y haremos cualquier cosa para satisfacerlos. Pero el pecado, si bien es atractivo, es mortal. Debemos aprender a elegir, no en base a una apariencia deslumbrante o de un placer a corto plazo, sino de acuerdo a los efectos a largo plazo. A veces esto significa evitar a quienes quieren incitarnos a realizar actividades que sabemos que son malas. No podemos ser amigos del pecado sin esperar que se afecte nuestra vida.

Darse a la codicia es una de las trampas seguras de Satanás. Comienza cuando planta la sugerencia de que no podemos vivir sin cierta posesión o más dinero. Luego ese deseo aviva su propio fuego hasta convertirse en una obsesión que lo consume todo. Pídale a Dios sabiduría para reconocer cualquier deseo codicioso antes de que lo destruya. Dios le ayudará a superarlo.

Pro 1:20 La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas;

La ilustración de la sabiduría clamando en las calles es una personificación, una figura literaria para hacer que la sabiduría cobre vida para nosotros. La sabiduría no es un ser aislado, es la mente de Dios revelada. Al leer acerca del ministerio terrenal de Jesucristo, vemos la sabiduría en plena acción. A fin de comprender la forma en que podemos volvernos sabios, debemos escuchar a la sabiduría que nos llama e instruye en el libro de Proverbios (véase el cuadro del capítulo 14). Asegúrese de no rechazar el ofrecimiento de sabiduría que Dios le hace.

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