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Jeremías 31: Restauración de las tribus, retorno de la diáspora

Efraím era la tribu principal del reino del Norte, y aquí es sinónimo del mismo, que es el primogénito de Dios, según expresión conocida aplicada a Israel en general. El profeta contrapone aquí al reino del Norte (Efraim), en exilio, a las otras naciones, y en este sentido es el primogénito, en cuanto que es parte del Israel total histórico, objeto de las promesas divinas. No se le quiere anteponer al reino de Judá, del que hablará a continuación. El profeta concibe a ambos reinos como parte integrante del Israel auténtico tradicional, con sus doce tribus, descendientes de Jacob.

El profeta, obsesionado con la idea del retorno glorioso de su pueblo, invita enfáticamente a todas las naciones, a las lejanas islas, o pueblos costeros del Mediterráneo, a reconocer el gran hecho de la salvación del pueblo israelita, disperso en todas las regiones. Yahvé lo dispersó primero para castigarlo y purificarlo en la prueba, siendo los pueblos invasores que lo dispersaron meros instrumentos de la justicia divina 16. Pero ahora ha llegado el momento de la liberación, y por eso Yahvé lo protege como el pastor a su rebaño. Es inútil, pues, que se opongan a sus divinos designios obstruyendo el retorno de los expatriados, pues Yahvé ha redimido a Jacob, rescatándolo de mano más fuerte que él. A pesar de la insignificancia del pueblo israelita, ha logrado substraerse del poder omnímodo mesopotámico gracias a la intervención directa divina.

Después de describir la travesía gloriosa por el desierto y su éxodo triunfal de entre las naciones, el profeta, lleno de júbilo, contempla la reanudación del culto solemne en Sión, adonde afluyen con gritos de júbilo de todas las tribus. Como premio a su nueva religiosidad, Yahvé proveerá de toda clase de bienes materiales: el trigo, el vino, el aceite, los corderos, los terneros., siendo su alma como un jardín regado; es decir, los israelitas serán abastecidos de toda clase de ubérrimos frutos, como al jardín que no le falta la abundante irrigación del agua. Han pasado los tiempos del hambre y de la devastación de la campiña por el enemigo invasor, y de nuevo empezarán a surgir los tradicionales productos palestinianos de trigo, vino y aceite. Con ello la alegría reinará por doquier: la virgen danzará alegre en el corro. El luto ha sido sustituido por el sano júbilo popular, fruto de la seguridad nacional bajo la protección de Dios.

Con la abundancia de bienes vendrá la afluencia de sacrificios en el templo, de forma que los sacerdotes se verán cumplidos: saciaré a los sacerdotes de la grosura de las victimas. Muchos autores han querido suprimir este verso como espúreo, porque parten del prejuicio de que Jeremías es sistemáticamente opuesto a todo lo que sea manifestación de culto externo en el templo. Pero el verso está en todos los códices y versiones. Por otra parte, no se opone a un culto externo, siempre que esté basado en una convicción interior profunda, con la entrega de los corazones a Yahvé. En la nueva teocracia, los sacerdotes participarán de los beneficios debidos a su clase. De nuevo tenemos que repetir que bajo estas imágenes de bienes materiales hay que ver la idea sustancial mesiánica de felicidad y paz. Los profetas, hombres de su tiempo, hablando para sus contemporáneos, conciben el mesianismo con colores terrenos. Sin embargo, lo sustancial de su mensaje — la justicia y paz de las conciencias — se cumple en la era mesiánica inaugurada por el Mesías, que, por otra parte, tiene su plena manifestación en la etapa celeste.

Restauración del reino del Norte

De un modo conmovedor, el profeta describe el retorno de las dos tribus del norte (reino de Samaría). Muchos autores creen que es de la primera época de su actividad profética, por su parecido conceptual y estilístico con 3:12. A medida que la catástrofe de Judá se acercaba, Jeremías fue centrando su atención en torno a ésta; pero en los primeros tiempos felices de Josías sentía obsesión por la suerte trágica de los hermanos deportados del reino del Norte en el 721, un siglo antes. También para ellos hay esperanza de salvación.

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